Presentación de José María Luna Aguilar como académico de número de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo de Málaga
junio 25, 2015
Ilmo. Sr. Presidente de esta Real Academia, Excmo. Sr. Alcalde de Málaga, Señores Académicos, Autoridades y amigos y amigas todos, os agradezco vuestra presencia en este Salón de los Espejos del Ayuntamiento en el Acto de presentación del nuevo Académico de Número, D. José María Luna Aguilar, de esta Real Academia de Bellas Artes de San Telmo de Málaga.
Presentar a Jose María Luna de forma breve no es fácil. Es una persona, cuya labor me sorprendió favorablemente hace muchos años. Sin conocerlo, en mis reiteradas visitas al Museo del Grabado de Marbella, cuando iba al Ayuntamiento de este término municipal a hacer el seguimiento de mis proyectos urbanísticos y arquitectónicos, pensaba que este pequeño museo estaba bien dirigido. Después lo conocí, como responsable de la colección de la Fundación Rodríguez-Acosta, para cuya familia yo también trabajé como arquitecto, coincidiendo con él en Vigo en una exposición patrocinada por esta fundación, donde casualmente exponía su obra José Manuel Cabra. Más tarde, he tenido la ocasión de disfrutar las exposiciones por él organizadas para la Fundación Casa Natal de Picasso. Ahora como coordinador general de las exposiciones de la indicada Casa Natal de Picasso y de los Museos Pompidou y de San Petesburgo de Málaga, pienso que podremos disfrutar aún más de su labor como director de estos museos, o como museólogo de los mismos.
Su carrera ha sido siempre ascendente, como debe de ser y como pocos hacen, pero lo que engrandece más a su persona, a la que tengo el honor de presentar a esta Real Academia, es su labor profesional como director/organizador de los espacios museísticos donde se celebran las indicadas exposiciones, lo que como arquitecto, me interesa especialmente, pues la concepción y desarrollo de los espacios arquitectónicos de carácter museístico siempre constituyen un enorme desafío, que difícilmente sabe resolver el arquitecto sin la colaboración de un director/organizador de museos, o museólogo. Nuestro compañero en esta Real Academia, Rafael Martín Delgado, ha tenido el privilegio de intervenir en la creación del Museo Picasso, generando espacios muy interesantes, lo que sin lugar a dudas debió ser para él un desafío, del que salió victorioso.
La existencia de esta complementariedad entre el director/organizador de museo, o museólogo y el arquitecto, constituye en sí una dualidad, que nos vincula profesionalmente y que es la idea, que deseo utilizar como base conceptual para esta presentación de José María Luna, en su nombramiento como Académico de Número de esta Real Academia. Desde esta perspectiva considero, que la arquitectura museística es consecuencia, como he apuntado, de la necesaria colaboración entre el arquitecto y el especialista en estos espacios, ya que los museos son unos espacios arquitectónicos muy particulares, en los que parte de la arquitectura es museología y parte de la museología es arquitectura, lo que son aspectos difíciles de diferenciar. La creatividad arquitectónica la alcanza el arquitecto, cuando es capaz de captar de forma adecuada las aportaciones de ideas y conceptos del experto, del museólogo, que, como representante del promotor, debe de conocer y plantear los requerimientos necesarios para el adecuado funcionamiento del futuro museo y en consecuencia las ideas, que se han de recoger en el proyecto museístico para procurar los distintos espacios buscados del mismo.
El museo de arte, entendido como contenedor de obras de arte, obliga al arquitecto a abordar el proyecto desde el convencimiento, de que el arte es una forma del conocimiento, cuyo entendimiento se basa en un único principio, que es el de la comunicabilidad de las complejidades ininteligibles del arte, lo que le obliga al arquitecto a concebir el espacio desde la búsqueda de un equilibrio capaz de articular todas las tensiones cognitivas, que pueda llegar a albergar el museo, de forma que el espectador perciba las obras de arte en la forma más deseada, lo que podrá alcanzar solo con la colaboración del museólogo.
Para la concepción de estos espacios museísticos el arquitecto también debe tener presente, que el arte puede transmitir emociones complejas, siendo su grandeza la capacidad de posibilitar profundas intuiciones llenas de complejidades, para lo que no hay necesidad de comprenderlas, y también puede provocar auténticas tormentas creativas y sensitivas, siendo el espacio museístico el lugar donde articularlas, promoviendo los estímulos de cualquier espectador, acercándolo al conocimiento artístico, lo que se consigue a través de espacios abstractos capaces de hacer dialogar a las obras de arte consigo mismas y con los espectadores, lo que no es fácil de concretar.
Como arquitecto solo he tenido ocasión de proyectar espacios museísticos a nivel de proyecto, pero esto ha sido suficiente para plantearme las cuestiones que acabo de exponer, que no solo me ha llevado a reflexionar a nivel arquitectónico, sino también a nivel urbanístico, ámbito en el que en su día realicé una aportación al II Plan Estratégico de Málaga, desarrollando la idea del espacio museístico desde un concepto más global, a nivel de ciudad, exponiendo la idea del Megamuseo de Málaga, que de alguna forma se está conformando.
Para concluir, quiero afirmar que, el fomento de estas ideas sobre los espacios museísticos corresponden, de forma muy importante a los especialistas, a los museólogos, antes, durante y después del proyecto arquitectónico, para lo que actualmente en Málaga tenemos el privilegio de tener como responsable de estos asuntos de la corporación municipal a José María Luna, quien como gran conocedor del mundo de los museos, como nos ha expuesto en el Discurso de Ingreso a esta Real Academia, estamos convencidos, de que es la persona, que de forma necesaria va a contribuir a conseguir la Málaga museística, a la que aspiramos, que esperamos se convierta en el indiscutible referente museístico del Sur de Europa, lo que deseamos sea, en gran medida, mérito de nuestro nuevo Académico de Número, D. José María Luna Aguilar.
Por todo ello, quiero terminar diciendo, que estoy convencido de que José María Luna será un gran Académico de San Telmo, que contribuirá sin lugar a dudas a la mejora de esta Real Academia, colaborando con ella, para que esta institución encuentre el espacio que le corresponde en esta ciudad.
Enhorabuena José María, bienvenido a la Academia.
Málaga, 25 de Junio de 2.015.